Thomas

Vandenberghe

Las fotografías de Thomas Vandenberghe existen en un mundo de proximidad silenciosa y residuos emocionales. Trabajando principalmente con gelatina de plata en blanco y negro, capta escenas fugaces e íntimas que parecen más recuerdos que momentos: crudas y personales, pero nunca abiertamente confesionales. Sus imágenes, a menudo iluminadas con flash y aparentemente tomadas al pasar, transmiten una clara sensación de inmediatez, incluso de vulnerabilidad.

El enfoque de Vandenberghe tiene tanto que ver con la presencia como con la ausencia. Muchas de sus impresiones están reimpresas, repetidas, descoloridas o físicamente rotas, reflejando el frágil y a menudo fracturado proceso de recordar. Estos gestos no se limitan a alterar la imagen, sino que se convierten en la imagen, incrustando la pérdida y el anhelo directamente en la superficie fotográfica.

En lugar de presentar la fotografía como prueba o documento, Vandenberghe la trata como un lugar de procesamiento emocional. Su obra desafía el espectáculo, recurriendo en su lugar al poder de lo casi invisible: un gesto, una mirada, una superficie desgastada por el tiempo. A medio camino entre la instantánea y la reliquia, sus fotografías susurran más de lo que declaran, sugiriendo un léxico personal moldeado por la ternura, el dolor y la naturaleza cambiante de la cercanía.

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